En estos difíciles momentos es muy fácil que nos desesperemos y tengamos miedo debido a la incertidumbre de nuestro porvenir ¿Qué será de mí? ¿Qué me pasara?
Según la Kabbalah, debemos entender cada crisis que ocurre en nuestra vida como una oportunidad para ver la luz interna que hay en nosotros, reconocerla y entender que esa situación es lo mejor para nosotros, ya que todo es un plan divino. Es decir, debemos tener EMUNA (certeza), ya que nuestro ser interno, nuestra luz interna, sabe que una justicia perfecta gobierna el mundo.
Debemos recordar que lo que ahora podemos sentir como un problema, que hace que cámbiennos nuestra rutina y temer por nuestro futuro es la señal de que nuestro viejo yo se esta destruyendo, estamos abandonando nuestro Egipto; el faraón que representa nuestro antiguo ser, poseedor de las viejas costumbres, ha sido ya derrotado por las plagas, y nuestra alma, representada por Moisés, nos conduce hacia una nueva vida.
Precisamente, estamos en ese punto, esta crisis es global, pero nos toca en ámbitos diferentes a cada uno.
En la historia de Moisés, él y su pueblo no llegan a la tierra prometida inmediatamente después de su salida; deben que atravesar el mar (las emociones) y luego vagar por el desierto (re-adaptación); esto lo podemos ver como la etapa de recreación que debemos vivir después de cualquier crisis o “fracaso”, tomamos todo lo aprendimos, lo analizamos, nos readaptamos y comenzamos de nuevo, solo así podemos llegar a la tierra prometida de nuestros deseos y más genuinas metas.
Así que no temas, recuerda que el mundo espiritual solo da entrada a los osan.
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