Realiza esta poderosa oración y conecta espiritualmente con la Virgen María

La mayoría de los católicos reconocen a la Virgen María como la madre de Dios y se acercan a ella para pedir consuelo y auxilio en momentos difíciles. Su manto cubre a quienes lo necesitan y se acercan a ella, pues como buena madre que es, siempre está dispuesta a ayudar y cuidar a todos sus hijos.

Cuando queremos comunicarnos con Dios, la mejor herramienta es la oración pues nos ayuda a entablar un diálogo con nuestro padre celestial. A través de esta plática es posible hacer alguna petición o pedir perdón por nuestros pecados y ofensas malintencionadas a Jesús.

Muchos santos nos ayudan a acercarnos a Dios pero la Virgen Maria es la intermediaria celestial de Jesús y ninguna petición realizada por ella es menospreciada. La oración a María te servirá de consuelo y protección en los momentos más complicados de tu vida.

Para acercarte a la Virgen debes ir con un corazón dispuesto, confiar en su gran valor y dejar que tu alma se dirija a ella. A diferencia de lo que muchos creen, para orar no es necesario acudir a ninguna iglesia, puedes hacerlo desde tu casa, lo único que necesitas es un lugar tranquilo.

Hay algunas cuantas oraciones hacia María como el Salve Maria que puedan servirte para entablar una conversación con ella. Sin embargo, hoy te comparto una oración especial para que pongas en sus manos tus peticiones.

Oración a la Virgen a María

¡Oh, Gran María, Virgen inmaculada, justicia de los sinceros, hija bondadosa y humilde del padre todopoderoso, madre gloriosa del hijo, esposa adorada del espíritu santo!

Te adoro y pongo a tu merced todo de mí para que sea bendecido por ti; María, mujer amable e indulgente, voy ante ti y exigo tu presencia en estos momentos de agriedad para suplicar por tus favores.

Madre gloriosa, madre bendita e inigualable, gran pañuelo de lágrimas de aquellos que lloran, justiciera divina de los que pecan, asistencia del sempiterno Dios consecutivamente, apiádate de todos los que con sinceridad amo y he amado; y te lo pido, por tu sagrado corazón, hogar de descanso de la Santísima Trinidad, taburete de tu fuerza, castillo de tu sabiduría y mar de tu bondad, acércate para que el espíritu santo naufrague eternamente en mí.

Acércate y concédeme lo que tanto necesito, lo que con la máxima fe posible te suplico, por los merecimientos de nuestro Señor Jesús y los de ti, si es la voluntad de la Santísima Trinidad y traerá bien en mi ser.
¡Virgen Santísima, reina y señora de los ángeles celestiales, cónyuge del espíritu santo, ten siempre presente de que eres mi madre!, tú, que nos brindas la oportunidad de comunicarnos con tu hijo, que nos otorgas la oportunidad de hablar con Dios, te suplico que documentes mis peticiones para que sean atendidas con urgencia y eficacia.

Amada María, dulce madre mía, libérame de mis adversarios que corroen mi alma y la maldad que está en mi acecho, eternamente estaré agradecido y a ti serán mis sentimientos de devoción y fidelidad.
Maria, bendita señora, ruega por todos los que a ti pedimos a tu Santísimo hijo, nuestro mentor, Señor y Salvador.

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