La ley de la emoción dice que todo lo que haces está determinado por una emoción del algún tipo, ya sea positiva o negativa. Las emociones que piensas y de las que hablas crecerán pronto como una planta.
Todo lo que sientes determina y consume tu vida, para bien o para mal. Esta ley, se ejemplifica de la siguiente forma: imagínate que tienes dos fuegos: en uno, tienes puestos todos tus deseos, tus anhelos, tu felicidad, en el otro: tus temores, tus dudas y tus miedos.
Si alimentas el primer fuego, todo lo bueno llegará a ti, si alimentas el otro, tus ilusiones se apagarán. ¿Cuál es el fuego que deseas extinguir? ¡el fuego de la negatividad! Si pasas todo tu tiempo emocionado, pensando en lo que vendrá, en cómo te sentirás, en todo lo que harás y lo feliz que serás, las emociones negativas se apagarán.
Ese es precisamente el objetivo, lo que estamos buscando. Ahora que lo sabes, cuando algo vaya mal, sea cual fuera la razón, di inmediatamente: “¡soy responsable!” y evita que la emoción negativa se apodere del momento. La motivación principal de todo ser humano es ser feliz, nuestra responsabilidad es enfocarnos hacia ello.
Es un poco una extensión de la Ley de la Vibración. Ambas leyes tienen el mismo eje central, con la diferencia de que, la ley de la emoción habla exclusivamente de las sensaciones y sentimientos enfocados. Trabaja en ellas y tu vida mejorará notablemente. Si no me crees, ¡solo experiméntalo por ti mismo!
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