San Cipriano: el mago más poderoso del mundo

El día de hoy quiero hablarte sobre San Cipriano, uno de mis brujos predilectos y además, uno de mis santos favoritos. Él descubrió la magia cuando era niño, por lo que desde muy temprana edad comenzó a investigar, investigar e investigar y llegó a ser el mayor brujo el más grande de su época; esto al grado de poder estar en un país o incluso un continente y poder materializarse en otro.

A lo largo de su vida fue estudiando, se consideró como un alquimista. Estudió libros secretos y fue miembro de varias sectas. El problema estuvo en qué llego a tal grado de magia y a controlar los elementos, que pudo llegar a convertir la tierra y los objetos en oro. Podía sacar agua de ellos e incluso llegó a hacer curaciones y hasta a revivir muertos.

En algún punto de su vida, cuando quiso más poder, investigó y logró hacer un pacto con el diablo. De todo esto se habla en el libro de San Cipriano, es un escrito que toda bruja debe de tener; sumamente poderoso pero no puede caer en manos de cualquier persona.

San Cipriano: El mago “más poderoso” del mundo

Después de hacer este pacto, el diablo le promete que le va a conceder todo lo que le pida. Es en ese momento que se vuelve “el mago más poderoso del mundo”. Pero un día, mientras él andaba caminando por las calles de Europa, vio una mujer que le encantó, se enamoró perdidamente de ella y entonces hizo un trabajo de brujería para que esa mujer se fijara en él y ¡no funcionó!

Entonces fue y le hablo al diablo y le dijo “oye es que mi trabajo, lo que tú me dijiste que hiciera y yo te pedí, no funcionó”, a lo que el diablo le contestó que era porque había un crucifijo en el cuarto de su enamorada. Lo mandó entonces a sacar el crucifijo porque era lo que la protegía y San Cipriano envió a uno de sus achichincles a hacerlo.

Él volvió a hacer el trabajo y nada, no funcionó. Le llamó entonces de nuevo al diablo y le dijo “ya me robé el crucifijo, ¿ahora qué pasa?”. A lo que el diablo le respondió en esta ocasión que se trataba de un mueble que había en el cuarto de la joven y que, a la hora que el sol se bajaba o que prendían una vela, la sombra de ese mueble proyectaba una cruz en la pared.

Vuelve a mover cielo, mar y tierra para entrar en la habitación y hacer lo que se le había indicado, y a la hora de hacer el trabajo por tercera vez… de nuevo no funciona.

Ya muy enojado, se le habla por última vez al diablo para reclamarle que nada de lo que le había dicho había funcionado. Y es entonces que el diablo le confesó que había un poder más grande que el de él: el poder de Dios. Y que, contra él, no había nada que pudiera hacer. Por lo que el problema de trabajar a esa muchacha estaba en que ella ya había entregado su vida a Dios, porque era una novicia y no había poder absoluto que lograra una brujería de esas.

A todo esto, San Cipriano refutó diciéndole que si él no era el más poderoso, no tenía nada más que hacer a su lado. Entonces quemó los tratados, quemó los libros de brujería y deshizo todo pacto que tuviera con él. ¿La razón? Él quería irse con ese ser capaz de ser aún más poderoso que nadie.

Conversión al cristianismo de San Cipriano

Fue en ese momento que San Cipriano se acerque al clero y se convierta al cristianismo aproximadamente a los 35 años. Allí cuenta su experiencia y comienza a dar servicio en la comunidad, se convierte en sacerdote, luego en obispo y realiza los milagros más sorprendentes en el nombre de Dios.

¿Por qué razón te comparto esto? Bueno, pues porque durante todo el tiempo que me he dedicado a compartir mis conocimientos a través de mis redes y de este portal web, he sostenido firmemente que no hay mayor magia que la que se hace de la mano de Dios.

Algunas veces, como humanos, nos sentimos tentados a acudir a otros poderes, pensando que solucionarán todos nuestros problemas. Y por eso San Cipriano es mi santo favorito, porque nos demuestra que es Dios y solo Dios el mejor camino para nuestra vida en todos los aspectos.

Yo soy tu amiga, Gitana Perla, y te invito a recordar en esos momentos de la más profunda desesperación que, cuando uno está con Dios, no hay poder en este mundo que puedas derrotarte. Gracias por leer y no te olvides de compartir con aquellos que lo necesiten.

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